Hoy, en este momento del día te ofresco esta pequeña reflexión para tener una conversación contigo. Tener la paz que tanto necesito y sepas un poco más de mí.

Salmo 91: El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. Yo le digo al Señor: "Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío". Solo él puede liberarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas, él te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio.

¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte! No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que acecha en las sombras ni la plaga que destruye a mediodía. Podrán caer mil a tu izquierda, y diez mil a tu derecha, pero a ti no te afectará porque estás con Dios, porque crees en cada palabra de sus santas escrituras.

No tendrás más que abrir los ojos, para ver a los impíos recibir su merecido. Porque has puesto al nuestro Señor como tu refugio, al Altísimo como tu protección, es por eso que ningún mal habrá de sobrevenirte y ninguna calamidad llegará a tu hogar. Porque él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos. Aquellos que le invade el egoísmo, la envidia y otros sentimientos de negatividad o que siempre están haciendo el mal recibirán sus castigos, porque, así como tú, yo también creo en mi Santo Dios.

Ellos te guiarán y con sus manos te levantarán para que no tropieces más con piedra alguna que quiera lastimaste. Aplastarás al león y a la víbora. ¡Abatirás fieras y serpientes! "Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre. Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; o libraré y lo llenaré de honores. Lo colmaré con muchos años de vida y le haré gozar de mi salvación".

Si haces de Dios tu casa, estarás bajo la protección de nuestro Señor. Tu seguridad estará a salvo cuando establezcas una relación personal con él, una relación cerca y de mucha confianza. El al protegernos bajo sus 'alas' nos quiso demostrar todo el amor, ternura y amparo para aquellos que creen en él. En la misma medida, él revelará su fuerza a través del escudo que protege. Quieras o no él devolverá su protección conforme nosotros le seamos fiel y nunca le fallemos.

Sin embargo, el hecho de que empieces a creer desde hoy en Dios no significará que tendrás de inmediato su protección. Has escuchado que las cosas no cambian de noche a la mañana y que todo tiene un proceso. Es lo mismo que pasará con la fe que abunda en tu corazón. No permitas que otros te desalienten o te desvíen del camino que te llevará a la gloria y nunca decaigas porque nuestro Señor, ha preparado grandes cosas para quienes estamos en busca de su misericordia. Él nos mostrará lo que es bueno y lo que no para nuestras vidas.

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No debemos temerle al terror de la noche, ni a la enfermedad, ni al peligro porque si confiamos en él nos protegerá. Pero nunca creas que no tendrás problemas a pesar de que en su escritura nos dijo que ningún mal o calamidad llegará a nuestro hogar y es porque cuando te encomiendas a Dios, las cosas que te parecen malas te acercarán más a él. A veces cuando nos cae la tormenta acudimos a él, en momentos de desesperación queremos que escuche nuestras palabras, cuando nunca antes en nuestros días ni siquiera le pudimos dedicar un momento.

En algún has sentido que has vivido situaciones de las cuales te has sentido impotencia, incapaz de encontrar la solución e incluso pensaste que nunca saldrías victorioso. Ten presente siempre que no se trata solo de tus virtudes o las capacidades por la cuales debes tener una recompensa, sino que debes preguntarte que has hecho para poder recibir el cuidado de nuestro Dios. Confía en él, esto hará cambiar tu perspectiva de la vida y es mejor que te prepares porque lo mejor está por venir. Sin embargo, el cambio empieza desde tu persona para encontrar la solución de cómo acercarte a él.

Es por eso que hoy te invito a que te quedes conmigo y comprender lo que Dios tiene preparado para nosotros. Acércate a él a través de las oraciones, nunca está demás pedirle o agradecerle por un nuevo día que nos regala. Si te das cuenta, todo es gracias a él, por el comemos, por él vivimos, por él tenemos a todas las personas que nos rodean. Pero nunca pienses que cuando estás enfermo o te ocurre alguna ‘desgracia’ es un castigo, al contrario, tómalo como una señal de que te está diciendo que te acuerde de él y que te está esperando con tus plegarias que él las escuchará y te protegeré con su manto sagrado.

Las grandes desgracias e incluso la muerte, son algunas de las razones que muchas veces nos hacen acércanos a Cristo. Todas las cosas que nos pasan contribuyen para el bien de quienes aman a Dios. Nuestro Padre responde, cuida, bendice solo aquellos que hacen de él su escudo. Conócelo y te aseguro que no te arrepentirás del amor que él te entregará sin condición porque como te lo mencioné él ha preparado buenas cosas para nosotros.

Reconoce que por él estás aquí. No seas ingrato con él y dedícale un momento en el día a nuestro Señor porque él es quien te guía, quien te cuida, él sabe todo de ti, aunque nadie de tu familia lo sepa. Cuéntale todo lo que te pasa y sientas porque él sabrá entenderte y te dará la solución. Comprende que él es el único que siempre estará a tu lado por más horrible que haya sido tu día o te hayas cruzado con personas crueles que solo piensan en hacer el mal a los que le rodean. Estar acompañado de Dios todo será felicidad porque con su amor nos basta para terminar un día más que nos ha regalado.

Existe una parábola que nos enseña mucho y esta vez la compartiré con ustedes:

Un maestro siempre contaba una historia al final de cada clase, pero los alumnos no entendían el sentido de la misma.

Maestro- le dijo uno de sus alumnos una tarde. Tú siempre nos relatas ese cuento, pero nunca nos dices cuál es el significado y tampoco lo entendemos.

Pido me disculpen por eso- confesó el maestro. Permíteme que en señal de disculpa te convide con un poco de mi rico durazno.

Gracias maestro, respondió el alumno.

Quisiera, para agasajarte, pelar el durazno yo mismo, ¿Me permites?

Sí. Gracias, dijo el discípulo.

¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano el cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?

Me encantaría... Pero no quiero abusar de su hospitalidad, maestro.

No es un abuso porque yo mismo te lo estoy ofreciendo. Solo deseo cumplir con lo que tengo pensado. Permíteme también que mastique la fruta antes de dártelo y no tengas problemas en ingerirlo.

A lo que el discípulo muy asombrado, miró a todos lados y le dijo: “No maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso!”

El maestro hizo una pausa y dijo: Si yo les explicará el sentido de cada cuento, sería como darles a comer una fruta masticada.

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Oremos

Padre hoy amanecí con un corazón lleno de felicidad, de esperanza y gratitud. Me siento muy dichoso por haber abierto mis ojos y ver tu hermosa creación. Te agradezco por las energías que hoy me has dado para empezar con fuerza mis actividades que he planificado, las que pienso realizar con todo el ánimo y convicción para enriquecer mi alma.

Gracias porque nunca me falta un alimento en la mesa de mi hogar y con la cual puedo fortalecer mi cuerpo y mente; y porque has colocado cerca de mí personas que amo tanto. Te debo toda la salud que me brindas, la que gozo para aprovechar todo lo que tú me vas a demostrar y ser fuerte ante cualquier adversidad. Te agradezco por la salud de mi familia, por la lucidez de sus mentes y corazones.

Enséñame a valorar todo lo que tú me regalas a través de sus palabras, de sus rostros, de sus cariños y de sus risas. Oh Padre, estoy seguro que hoy será un día lleno de muchas cosas por aprovechar, con mucho amor y lleno de ti. Dame las fuerzas necesarias para cumplir con todos mis anhelos, seguir los pasos para que mis metas se cumplan y no permitas que flaquee para al final salir victorioso.

Las oraciones que siempre te dedico son con mucho cariño, como incienso en el cielo mi Dios hermoso. Siempre te alabaré, porque tú eres muy bondadoso, por todos los detalles de amor que pones en mi vida. Gracias por tu infinito amor, por entenderme cuando a veces ni yo mismo me entiendo. Eres paciente en mis desesperaciones y por darme la calma en los momentos precisos de mi existir.

Hay muchos motivos para que mi corazón te agradezca mi Señor, porque veo todo lo que me regalas, el valor que tengo como ser humano y como hijo tuyo que soy. No quiero imaginar cómo sería mi vida sin tu presencia, no podría levantarme con la fuerza que solo tú me puedes dar, porque mi fuerza no basta si no te tengo a mi lado.

Nunca te apartes de mi vida, acompáñame en el trayecto de las horas de este día, solo así podré pensar y hacer las cosas con rectitud y sabiduría. Te pido por todas aquellas personas que se han quedado sin trabajo y se sienten desesperado porque no tienen idea de cómo mantener a los suyos.

Ayúdalas a mantener la calma y que en esa angustia te busquen y que depositen su confianza a tu nombre, pueden encontrar un trabajo digno de su ser, si hacer daño a los demás. Te pido que me llenes de gracia para terminar con éxito mis labores. Dame la fe para sostenerme en los momentos complicados que pueda vivir hoy y la alegría para encender los corazones tristes que me rodeen.

Mi Señor hoy día quiero entregarme por completo a tu Divina voluntad. Enséñame tus caminos para poder tomar mejores decisiones y ser instrumento de tu gran amor. Toma mi vida junto a los planes que hice para esta jornada, sé que contigo las cosas resultan mejor. Acompáñame siempre mi Dios.

Te lo pido en el nombre de tu hijo, Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

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