Feliz Día del
MaestroFoto: Referencial

El día del Maestro es una de las fechas más importantes, ya que no solo se celebra un día especial, sino que se rinde homenaje a la persona que siembra valores y educa con tolerancia y sabiduría.

En Perú se celebra el 6 de julio y en México lo celebramos el 15 de julio. Para ese día no hay mayor detalle que rendirle homenaje a través de sentidos poemas en las que demostramos todo nuestro cariño por las grandes enseñanzas recibidas.

Es por eso que NetJoven ha seleccionado algunos poemas para que puedas demostrar tu agradecimiento a todas aquellas personas que han influenciado para que tu día a día esté lleno de nuevos aprendizajes.

Maestros - Evelia Calva Ramírez

Gracias maestros, por hacer de mi estancia en la escuela
No sólo un lugar de exámenes o tareas
Sino un hogar que me cobija y mi éxito anhela
Enseñando a sopesar las mareas.

Sabes llenar los días, lo mismo de amor que de exigencias
Con tu dedicación y entrega, orientas mis inquietudes
Paciente comprendes cada locura y das sosiego a mis ansias
Eres cómplice en mis juegos, travesuras y vicisitudes.

A ti, que consagraste tu vida a la mía,
A ti, que me diste tu mano, para subir un peldaño,
A ti, que distribuyes tu tiempo para ser mi guía,
A ti, que te esmeras toda tu vida y no sólo un año.

Gracias maestros, por demostrarme en cada momento su vocación,
por sembrar en sus pupilos, firmes ideales, nunca de ocasión,
por enseñarme que una profesión se estudia por convicción.

¡Gracias Maestro! - Arjona Delia

Agradezco a mi maestro,
por sus sabios consejos,
me enseño la libertad,
de tener conocimiento.

Me brindo la confianza,
fue como agua en el desierto,
a mi sed de aprendizaje
a él siempre le agradezco.

Siempre repetía y repetía,
para que firme quede dentro,
su constancia y su aliento,
reforzaron mi intelecto.

¡Muy feliz día a los maestros!
¡Hombres que luchan a diario!
Pelean con la ignorancia,
enseñando abecedarios.

Homenaje A Mis Maestros - Anónimo

Brotan lágrimas de mis ojos
este día al recordarlos,
quisiera poder devolverles
lo que un día me entregaron.

Ellos supieron enseñarnos
moldearnos cual escultor,
y fueron dejando huellas
en nuestra alma y corazón.

Derrotando la ignorancia,
fueron trazando el tiempo,
iluminaron sus consejos
caminos de conocimiento.

Inculcando el respeto,
invirtiendo su tiempo,
con paciencia y sacrificio
educaron con talento.

Personas con sabiduría,
ejemplos, maestros de vida,
lo mejor que nos brindaron
fue su amor y su alegría.

Mi Maestro, Quiero Ser Como Tu - Anónimo

Gracias, maestro querido
por ser un ejemplo para mí vida.

Cuando pienso en todo lo que me has enseñado
y me veo en tu reflejo,
quiero ser como tú Maestro querido:
inteligente, íntegro y comprometido
positivo, confiable y modesto,
yo quiero ser como tú.

Informado y fácil de entender
pensando con la mente pero también con tu corazón,
motivándonos para sacar lo mejor de nosotros
con sensibilidad y devoción:
quiero ser como tú mi Maestro Querido.

Dándonos tu tiempo, energía y talento
para asegurar que el más brillante de los futuros
nos es ofrecido a cada uno de nosotros.

Gracias Maestro querido,
por darme un objetivo en la vida por el que luchar:
¡Yo quiero ser como tú!.

Los Mejores Maestros

Los Maestros te abren la mente,
enseñándote las maravillas del intelecto y saber
así como el milagro
de pensar por uno mismo.

Un Maestro ejercita
los músculos mentales de sus alumnos
estirándolos, empoderándolos y fortaleciéndolos,
para que puedan tomar decisiones acertadas,
encontrar su lugar en el mundo,
ser independientes y hombres de bien.

Los mejores Maestros se preocupan
de que sus alumnos aprendan
para que den lo mejor de sí
y desarrollen todo su potencial.

Tú eres uno de ellos, Maestro
Estoy eternamente agradecido, Maestro.
Gracias.

Ser Maestra

Cada Maestra de nuestro planeta
es una mujer valerosa, amorosa y aguerrida,
ellas hacen la patria más completa,
ellas son luz, cariño y amor para la vida.

Ser Maestra es misión de gente noble,
es ser un portador de la alegría,
sembrador de valores en los hombres,
buscador de la paz todos los días
y ejemplo de integridad.

Como Jesús allá en la Galilea
tu palabra, maestra, centellea
aniquilando al miedo, la escasez y la ignorancia.

Tu palabra, maestra, es una
luz para nuestros caminos.
Tu palabra, maestra, es esperanza
para nuestras vidas.

Poema Desde El Corazón Para Mi Maestro - Henry Binerfa

Viviendo entre otras vidas, olvida su propia vida,
destruyendo las tinieblas de la ignorancia gana su guerra,
el alma de un maestro es totalmente comprometida,
su mayor paga son las respuestas de sus alumnos,
reír con ellos es su mayor goce y satisfacción.

Aunque triste esté, sonriente se le ve
la imagen más perfecta de comprensión y amor.
Su tiempo lo regaló y nunca lo discutió.
Unos lo quisieron, otros lo olvidaron
Más él siempre los quiso a todos.

Ahora, lento camina, el viento lo vence
y su voz ya no luce galante como cuando les leía.
Sentado esta, mirando el cielo, sus ojos se cierran,
su mano cae y deja libre una hoja de papel.
La ultima nota escrita, el viento la entona
y la impulsa sobre la corriente de un río.

Me llevo el gran triunfo de saber que ustedes,
mis hijos, mis alumnos queridos,
representan en cada gesto, en cada andar, en cada vibración
pedazos de mí espíritu
que ahora ya son hombres seguros,
con ideales firmes y honestos.

Si algunos se pierden en esta rueda que es la vida,
volveré en la frase de un amigo, en la mirada de un niño,
en el entrecejo de un padre, o la caricia de una madre,
y te haré recordar, cual es tú camino.

La Oración De La Maestra - Gabrila Mistral

¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra.

Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes.

Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren. No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las que enseñé.

Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender como ellas lo que no es carne de mis carnes. Dame que alcance a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella clavada mi más penetrante melodía, para cuando mis labios no canten más.

Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie a la batalla de cada día y de cada hora por él.

Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre tu corro de niños descalzos.

Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre; hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida.

¡Amigo, acompáñame! ¡Sostenme! Muchas veces no tendré sino a Ti a mi lado. Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, me quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entonces contra tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo. Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones.

Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana.

Dame el levantar los ojos de mi pecho con heridas, al entrar cada mañana a mi escuela. Que no lleve a mi mesa de trabajo mis pequeños afanes materiales, mis mezquinos dolores de cada hora.

Aligérame la mano en el castigo y suavízamela más en la caricia. ¡Reprenda con dolor, para saber que he corregido amando!

Haz que haga de espíritu mi escuela de ladrillos. Le envuelva la llamarada de mi entusiasmo su atrio pobre, su sala desnuda. Mi corazón le sea más columna y mi buena voluntad más horas que las columnas y el oro de las escuelas ricas.

Y, por fin, recuérdame desde la palidez del lienzo de Velázquez, que enseñar y amar intensamente sobre la Tierra es llegar al último día con el lanzazo de Longinos en el costado ardiente de amor.

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