cesar
vallejo

Un dia como hoy, en 1938, hace 73 años fallecio uno de los exponentes de la poesia mas importantes de nuestra historia peruana: C esar Vallejo.

Murio en Paris como el vaticino en su conocido poema 'Piedra negra sobre una piedra blanca', a la edad de 46 años a causa de una enfermedad que lo aquejaba durante meses.

Cesar Abraham Vallejo Mendoza trujillano nacido en Santiago de Chuco fue conocido por sus versos cargados de melancolia, dolor, desamor y nostalgia hogareña.

Honremos a Vallejo con algunos de sus mas conocidos poemas 'Los Heraldos Negros' y 'España, aparta de mi este caliz'.

'Espa ña, aparta de mi este caliz'

Ni ños del mundo,
si cae Espa ña -digo, es un decir-
si cae
del cielo abajo su antebrazo que asen,
en cabestro, dos l aminas terrestres;
ni ños, ¡que edad la de las sienes concavas!
¡ que temprano en el sol lo que os decia!
¡ que pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
¡ que viejo vuestro 2 en el cuaderno!

¡ Niños del mundo, esta
la madre Espa ña con su vientre a cuestas;
est a nuestra maestra con sus ferulas,
est a madre y maestra,
cruz y madera, porque os dio la altura,
v ertigo y division y suma, niños;
est a con ella, padres procesales!

Si cae -digo, es un decir- si cae
Espa ña, de la tierra para abajo,
ni ños, ¡como vais a cesar de crecer!
¡ como va a castigar el año al mes!
¡ como van a quedarse en diez los dientes,
en palote el diptongo, la medalla en llanto!
¡ Como va el corderillo a continuar
atado por la pata al gran tintero!
¡ Como vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que naci o la pena!

Ni ños,
hijos de los guerreros, entre tanto,
bajad la voz, que Espa ña esta ahora mismo repartiendo
la energ ia entre el reino animal,
las florecillas, los cometas y los hombres.
¡ Bajad la voz, que esta
con su rigor, que es grande, sin saber
qu e hacer, y esta en su mano
la calavera hablando y habla y habla,
la calavera, aqu ella de la trenza,
la calavera, aqu ella de la vida!

¡ Bajad la voz, os digo;
bajad la voz, el canto de las s ilabas, el llanto
de la materia y el rumor menor de las pir amides, y aun
el de las sienes que andan con dos piedras!
¡ Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las f erulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie, si os asustan
los l apices sin punta, si la madre
Espa ña cae -digo, es un decir-
salid, ni ños del mundo; id a buscarla!...

'Los Heraldos Negros'

_Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no se!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no se!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro mas fiero y en el lomo mas fuerte.
Seran tal vez los potros de barbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caidas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algun pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos,
como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza,
como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no se!_

_
_Milagros Legay / NetJoven

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